Es por la vida que luchamos, es la música que nos hace vivir.

Otoño, 2015.

Cuatro colegas se juntan en un local de ensayo con amplificadores, batería y cerveza fría. Pasamos las horas tocando versiones de rock-punk entre risas y durante meses ofrecimos conciertos de versiones a todo tipo de públicos, desde fiestas mayores hasta pequeños antros de pueblo, y a cada uno que pasaba, más disfrutábamos, y más ganas daban de exprimir al máximo Komodor. Así pues, sin más rodeos, escribimos la primera canción, y después la segunda, y la tercera, y seguimos inventando notas y ritmos con la intención de dar un mensaje puro y necesario para nosotros.

Un grito desgarrado de libertad incondicional ante un muro de normas sociales que, con la ayuda de vuestros ladridos vamos a derrumbar, concierto tras concierto, hasta que el último ladrillo caiga sobre la cabeza del último opresor.

Ésto acaba de comenzar, no puedo escribir más que unas pocas líneas sobre Komodor, pero sé que nos quedan muchas noches, muchas cervezas, muchas risas, muchos abrazos, muchos besos, y muchos acordes ardientes de pasión para vosotros, que nos escucháis y hacéis que ésta fiesta siga adelante. Nos veremos por bares y por fiestas, por calles y por plazas, brindando por el amor y la libertad.

Santi, Inés, David, Rubén.